Em cada poema tropeçamos, pelo menos, numa pedra.
Também as pedras, à semelhança das palavras, constroem muros e pontes, embelezam, elevam, enlevam ou, discretamente, transmutam...
Aqui respiram e suspiram as pedras, companheiras de todos nós: dos esotéricos, dos estetas e dos céticos.
Seremos nós que as escolhemos ou serão elas que nos acolhem a nós, incondicionalmente, na sua aparente quietude?
sábado, 25 de outubro de 2008
"más que un pedazo"
Para ti nunca fui más que un pedazo
de mármol. Esculpiste en él mi cuerpo,
un cuerpo de mujer blanco y hermoso,
en el que nunca viste más que piedra
y el orgullo, eso sí, de tu trabajo.
jamás imaginaste que te amaba
y que me estremecía cuando, dulce,
moldeabas mis senos y mis hombros,
o alisabas mis muslos y mi vientre.
Hoy estoy en un parque, donde sufro
los rigores del frío en el invierno,
y en verano me abraso de tal modo
que ni siquiera los gorriones vienen
a posarse en mis manos porque queman.
Pero, de todo, lo que más me duele
es bajar la cabeza y ver la placa:
«Desnudo de mujer», como otras muchas.
Ni de ponerme un nombre te acordaste.
Amalia Bautista
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O que mais doi é essa indiferença de ser mais um(a) sem identidade própria.
ResponderEliminarPor isso de quem verdadeiramente gostamos acabamos por ter atitudes únicas, sejam elas nomes ou formas de estar e pensar. São cumplicidades construidas a dois que revelam a forma única como vemos essa relação de afectos.